En la búsqueda constante de la felicidad, a menudo nos encontramos mirando hacia afuera en lugar de explorar el mundo interior que yace dentro de nosotros. En esta era agitada, donde la presión y las expectativas externas pueden ser abrumadoras, es esencial recordar que el auténtico equilibrio y dicha pueden encontrarse al sumergirse en uno mismo.
Conocerse más y mejor. A través de la meditación, por ejemplo, muchas personas alcanzan el equilibrio y la dicha. En vez de buscar afuera la fuente de la felicidad es importante priorizar la búsqueda interior. Quienes lo logran aprenden a tomar decisiones sanas y mejoran su calidad de vida.
Aumentar el autopensamiento positivo. Encontrar la perfección que hay en cada uno. Los autoreproches pueden destruir la confianza en la propia capacidad para alcanzar metas. El pensamiento positivo es indispensable para la creación del mundo donde merece vivir.
Ser fiel a uno mismo. Vivir pendiente de la aprobación ajena puede transformarse en una barrera para actuar con libertad y de acuerdo a lo que siente que es verdadero o importante para usted. Lo importante no es cumplir con las expectativas de otros sino averiguar cuáles son las propias y trabajar firmemente para conseguirlas.
Vivir el presente. Sólo existen el aquí y el ahora. El pasado puede ser útil para aprender lecciones, pero no hay posibilidad de cambio. El futuro es promesa e ilusión, y es interesante planificarlo y proyectarse siempre que no se pierda la noción de que el tiempo en el que se puede ser y hacer es HOY.
Hacer algo que lo apasiona. Ya sea como dedicación a tiempo completo o parcial, quienes hacen algo que disfrutan incrementan su energía y su creatividad y logran la plenitud. Esto vale tanto para un trabajo como para el estudio o un hobby.
Concentrarse en lo que se tiene. Ver la mitad del vaso lleno no es una metáfora. Aquellos que pueden encarar sus días desde lo que tienen y no desde lo que les falta eligen conscientemente que cada momento les dará la oportunidad de sentir felicidad y satisfacción.
Regalar tiempo a quienes ama. La suma de instantes pequeños, de momentos compartidos, hace que disponga de un capital intenso de recuerdos felices, de abrazos y afecto en los que puede regocijarse incluso durante los tiempos más difíciles.