No cabe duda que en todas las dinastías hay una oveja negra, es decir, hay varias princesas rebeldes que se han salido de los protocolos reales y no cumplen con lo que sus más allegados esperan de ellas.
En Inglaterra, la princesa Margarita era considerada la Princesa Rebelde de su época, debido a sus escándalos amorosos y luego por sus excesos pues fumaba más de 60 cigarrillos al día.
En Mónaco, tenemos a Charlene, esposa del príncipe Alberto II a quien se le considera rebelde no sólo por desafiar los códigos de vestimenta y maquillaje, sino también por romper ciertos protocolos en actos oficiales como sus sonadas ausencias dejando solo a su marido y desatando rumores de una crisis matrimonial.
En Holanda, se encuentra la joven princesa Alexia de Orange, segunda en la línea de sucesión al trono pero que a pesar de tener 18 años recién cumplidos, ya tiene un historial de polémicas por su comportamiento, hasta cierto punto entendible debido a su etapa adolescente.
El escándalo del video desparecido de la princesa Alexia
Fue en 2020, cuando se desató el auge de Tiktok, que una chica normal de casi 15 años disfrutaba una fiesta con sus amigos de la misma edad. Tal encuentro fue grabado para la referida plataforma, no obstante, Alexia, quien no es una joven común por el título que ostenta, olvidó un pequeño detalle que quedó registrado en la toma, ¿traía un cigarrillo en la mano?
La polémica llegó a ojos y oídos de sus padres quienes movieron cielo, mar y tierra para que ese video desapareciera lo más rápido posible de todo el Internet, pero esa tarea es casi imposible, pues al menos quedan pocos rastros de una joven aparentemente que no solo pertenece a la realeza sino que era muy pequeña para tener un hábito como ese. Cabe decir que en Holanda es legal la marihuana mientras que es mal visto consumir tabaco, entonces la royal hacía uso ¿de la primera sustancia?
Se dice que en aquel país jamás se volvió a publicar la imagen y mucho menos el video donde se muestra a Alexia disfrutando la fiesta, pues todo redactor o editor que hubiera osado hacerlo, se iba a meter en problemas con el Servicio de Información del Gobierno, el cual cuida mucho todo el material relacionado con las tres hijas de los reyes además de que Guillermo Alejandro y Máxima impusieron un código de conducta a la prensa, la cual lo tomó casi como una censura.