Los royals no se salvan de los hábiles paparazzi que son responsables de circular sus fotos inéditas a grandes medios de comunicación. Kate Middleton fue una víctima de ellos y estuvo envuelta en escándalo únicamente por relajarse frente a la playa.
Nadie olvida que a tan solo unos meses de haberse casado con William, la hoy princesa de Gales decidió tener un momento privado con motivo de sus vacaciones al sur de Francia en un castillo aislado que es propiedad de otro miembro de la realeza.
La guapa mujer tomó el sol sin la parte de arriba de su traje de baño y con un cigarrillo en mano, únicamente para tener un instante de esparcimiento al lado de su esposo. Pese a la privacidad y gran seguridad del lugar, un astuto paparazzo tomó varias fotografías exclusivas que posteriormente las vendió al medio francés Closer. Al día siguiente la royal estaba en portada y generó todo un escándalo nivel mundial.
Tras la bochornosa publicación, la familia real decidió emprender acciones legales contra el fotógrafo y dicho medio, pero fue mucho tiempo después que William y Kate ganaron el pleito y con ello una jugosa indemnización por la invasión a su privacidad, sin embargo el escándalo ya estaba hecho y las instantáneas publicadas para la posteridad.
Trump se burla de las fotografías de Kate en redes sociales
Las polémicas fotos de Kate llegaron a ojos de otros personajes públicos que pertenecen a las altas esferas, en ese entonces, Donald Trump emitió comentarios burlones sobre el incidente que no fue nada bien visto por la realeza británica.
“Kate Middleton es genial, pero no debería tomar el sol desnuda, solo ella tiene la culpa”, tuiteó Trump. “¿Quién no tomaría la foto de Kate y ganaría mucho dinero si ella toma el sol desnuda? ¡Vamos Kate!”, expresó el ex presidente de Estados Unidos.
Según fuentes del palacio de Buckingham, el hiriente comentario del empresario desató la furia del ahora rey Carlos III así como la de sus hijos William y Harry, y calificaron el tuit de Trump como “torrentes de blasfemias” provocando su profunda decepción hacia el político estadunidense, pues no era la primera vez que se burlaba de los royals británicos.