Aunque podríamos imaginar que una mujer como la princesa Diana, que a día de hoy sigue marcando tendencias en la moda, no tenía el mínimo defecto. Tal parece que hasta en eso, la difunta Lady Di era mucho más terrenal que cualquier otro miembro de la realeza y hasta alguna 'imperfección' tenía. Así lo reveló hace unos años el fotógrafo David Bailey, reconocido por su trabajo con celebridades en la década de los años 90.
De acuerdo con las palabras de Bailey, aunque la princesa era tan 'adorable' como la describen, ella tenía un enorme defecto que dificultó las fotos que David quería lograr. Y es que según relató para 'The Mirror' tiempo atrás, la princesa abusaba del spray para el pelo. Esto probablemente con el fin de tener siempre un peinado perfecto, y en aquellos años, los productos aún no estaban tan desarrollados para evitar daños en el pelo.
“La princesa Diana tenía un cabello terrible. Era como el de un muñeco de plástico", dijo el fotógrafo, quien tuvo que hacer una profunda limpieza y un gran trabajo de secado y peinado para lograr el efecto deseado en las imágenes que quería captar. Sin embargo, recalcó que las fotos salieron más que perfectas en buena parte por la gran actitud de Diana Spencer, quien siempre fue muy amable con él y su equipo.
Un ejemplo de dicha amabilidad fue que en algún momento de la sesión, por accidente, uno de sus colegas tiró sobre Diana una lámpara, hecho que causó angustia entre su staff, pero todo se relajó cuando la propia Diana dijo que no había nada de que preocuparse.
“Pensé: ¡Oh, mierda”, recordó. Sin embargo, Lady Di no le dio ninguna importancia a lo sucedido y se limitó a decir encogiéndose de hombros: “No lo pienses, ha sido un accidente”, compartió.
El fotógrafo también compartió detalles cómo el humor que manejó en la sesión para poder lograr mayor soltura en las imágenes y dijo que bromeó con ella, quien le parecía una 'chica adorable'.
¿Qué foto tomó David Bailey de la princesa Diana?
Se trata de una instantánea en blanco y negro, en la que ella aparece de perfil, con un vestido asimétrico, y que ha permanecido 34 años oculta al ojo público. Aunque en realidad se tomó para una exposición, finalmente no fue seleccionada para los registros oficiales de la familia real británica.
Ese retrato de 1988 se exhibe actualmente en una exposición de fotografía real en el Palacio de Kensington abierta al público que se llama "Life Through A Royal Lens".