La inflamación de la mucosa gástrica puede tener un origen variado, desde el estrés hasta infecciones. Aunque las causas difieran, los síntomas asociados a la gastritis, como ardor, dolor, náuseas y acidez estomacal, son comunes en quienes la padecen. Además, se pueden experimentar molestias como mareos y descompensación. Por ello, es esencial adoptar una dieta adecuada para aliviar estos malestares y favorecer la recuperación.
Una alimentación cuidadosa es fundamental en el tratamiento y manejo de la gastritis. Se recomienda seguir una dieta "blanda", que incluya alimentos suaves y de fácil digestión. Sin embargo, también es crucial identificar y evitar aquellos alimentos que puedan agravar la inflamación gástrica.
Aquí algunos consejos sobre qué alimentos restringir o reducir:
NO al alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede desencadenar o empeorar la gastritis aguda, ya que estimula la secreción ácida en el estómago. Aunque el alcohol no sea la causa inicial de la enfermedad, es necesario evitar su ingesta durante el tratamiento.
NO al café y tés: Estas bebidas pueden tener efectos similares al alcohol en la mucosa gástrica. Se recomienda sustituir el café y los tés fuertes por infusiones naturales como la salvia, el tilo o la manzanilla, que son más suaves para el estómago.
NO a los cítricos: Si la gastritis provoca acidez estomacal, es aconsejable limitar el consumo de cítricos, especialmente en salsas y preparaciones calientes que puedan irritar más la mucosa gástrica.
NO a las bebidas gaseosas: Estas bebidas pueden retrasar la digestión y empeorar los síntomas de la gastritis, por lo que es mejor evitarlas durante el tratamiento.
NO a los Fritos y Grasas: Los alimentos fritos y grasos requieren un mayor esfuerzo del estómago para digerirlos, lo que puede causar malestar y dolor. Se recomienda optar por alimentos más livianos y saludables para facilitar la recuperación.
Es importante recordar que cada persona puede experimentar la gastritis de manera diferente, por lo que es fundamental consultar a un profesional de la salud para recibir un plan de tratamiento personalizado y seguir las recomendaciones específicas según cada caso. Adoptar una dieta adecuada y evitar los alimentos irritantes puede contribuir significativamente a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta condición.