El cambio de temperatura es un factor ambiental fundamental que influye de forma significativa en la salud y el estado de la piel, siendo éste el órgano más extenso del cuerpo humano está constantemente expuesta a variaciones térmicas, las cuales pueden desencadenar una serie de respuestas fisiológicas y afectar su estructura y función.
Tanto el frío intenso como el calor extremo pueden deshidratarla, provocar irritación, inflamación e incluso desencadenar condiciones dermatológicas preexistentes.
Comprender cómo el cambio de temperatura impacta en la piel es crucial para mantener su salud y buscar medidas de protección y cuidado adecuadas.
Tanto para el rostro como para el cuerpo, los productos son usualmente destinados a “pieles grasas o secas”, pero ¿sabías que la piel no tiene un tipo específico, sino que cambia constantemente?
La piel no pertenece a una única categoría o tipo, sino que pasa por distintos estados de acuerdo con factores tanto internos como externos que la afectan, como la edad, ambientes (seco/húmedo), región del cuerpo en sí (áreas más o menos resecas) y las temperaturas (calor/frío).
Normalmente buscamos productos que nos permitan tener la piel, sobre todo sana e hidratada, pero también es posible ir un paso más allá al alimentarla y nutrirla, para ello existen mecanismos de estimulación de los que nos podemos valer al elegir artículos de skincare:
- Estimulación del ácido hialurónico: molécula que retiene el agua en las capas más profundas.
- Estimulación de los lípidos: forman la capa protectora de la piel.
- Estímulo de la descamación: eliminan adecuada y de forma equilibrada las células muertas de la superficie.
- Estimulación de acuaporinas: moléculas que transportan agua y minerales para mantener la relación que hay entre los líquidos y dentro de la célula (intracelular) y su medio externo (extracelular)