En todo el mundo se percibe una necesidad urgente de encontrar líneas claras de comunicación y formación para nuestros niños y jóvenes, líneas que los sostengan en su crecimiento como seres humanos capaces de dar lo mejor de sí, que los lleven a amarse lo suficiente para no autodestruirse ni relacionarse con violencia.
Hoy en día, la mayoría de las instituciones educativas está enfrentando problemas de violencia escolar -el tan en boga bullying- y tanto docentes como padres sienten que carecen de herramientas para combatir esta realidad.
Si bien la realidad social es muy diferente a la que nosotros vivimos cuando éramos chicos, lo cierto es que hay valores universales internos que hay que inculcar y transmitir. Pero... ¿Cómo se enseña a amar y apreciar la vida? ¿Cómo se enseña a no autodestruirse, a valorarse? ¿Cómo se enseña a no ser víctima, cuando tal vez todo el entorno nos está haciendo sentir esto?
El apreciarse como persona y como grupo, se aprende y se enseña a través del ejemplo que damos en nuestra convivencia. Por lo tanto, si vemos que hace falta más respeto, más amor por el prójimo en nuestro entorno, necesitamos replantearnos nuestra forma de relacionarnos en nuestra vida diaria.
Le compartimos algunas propuestas sencillas para reflexionar sobre ello y empezar a aplicar algunos cambios.
- ¿Eres una mamá criticona? ¿Te quejas, te victimizas y culpas a los otros? o ¿Tu marido te descalifica en tu expresión frente al niño?
- ¿Eres una mamá apreciativa de las pequeñas cosas cotidianas? Frente a un inconveniente, ¿siempre ves que hay una salida positiva y tratas de encontrar la solución? ¿Incluís a todos en la búsqueda de las soluciones?
- Frente a problemas en el colegio, ¿le echas la culpa a la maestra, a los otros niños y tratas de desligar a tu hijo de la responsabilidad? ¿O promueves encontrar la solución en conjunto, como desafío para crecer más?
- Cuando miras televisión con tus hijos en casa, ¿miran programas violentos? ¿Dejan el noticiero encendido mientras están los niños presentes? ¿Comentan lo que está sucediendo, insultando o penalizando con sus palabras?
Comenzar con pequeños cambios teniendo en cuenta estas preguntas, te brindamos algunas herramientas para poder cambiar conductas nocivas.
No es bueno mostrar sentimientos de violencia y resentimiento. En cambio, si promovemos la descarga de esta energía en forma saludable -por ejemplo haciendo ejercicio físico o gritando en una almohada para que no se escuche y no gritando sin control en un lugar inadecuado- estamos enseñándole al niño que se puede sentir con intensidad, pero que no es necesario descargarla en los otros. Que se puede canalizar esta energía saludablemente, como un modelo de aprendizaje emocional. Uno mismo decide qué hacer con las emociones y cómo descargarlas cuando son muy intensas, no contra otros, ni tampoco reprimiéndolas.
Debemos enseñar a sentir las emociones sin juzgarlas como buenas o malas. Por supuesto, es algo que los adultos tenemos que aprender y aplicar también, lo cual nos ayudará muchísimo en nuestras relaciones, evitando dramas y resentimientos.
No hay culpas ni culpables, sólo responsables de cambiar, y si algo no salió bien, pues cambiamos y seguimos cambiando hasta que sea excelente, dando lo mejor de nosotros. Sólo hay creadores explorando, creciendo, siendo. De esta manera aportaremos a un cambio de actitud, dejando de lado la competencia y comenzando a cooperar.
Aprender a respetar la diversidad. Lo diferente es bueno y no es necesario que todos seamos iguales. Todos estos cambios nos ayudarán a criar chicos más felices y plenos.