CUIDADO

Mitos y verdades sobre el consumo de agua

En esta nota podrá encontrar la información que necesita saber sobre los cuidados del cuerpo y la importancia de la hidratación.

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“Para controlar la hipertensión hay que tomar agua baja en sodio” 

No es cierto: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agua no contribuye significativamente en la ingesta total diaria de sodio, excepto en aquellas personas que deben seguir dietas muy restringidas en este mineral porque se encuentran en situaciones clínicas especiales como pacientes internados con insuficiencia
cardíaca, crisis hipertensivas, problemas renales o hepáticos.

Actualmente, se comercializan bajo el rótulo “agua baja en sodio” aquellas aguas minerales envasadas con un contenido menor de
20 mg por litro, cuyo consumo se recomienda en quienes sufren de hipertensión arterial. Sin embargo, la OMS asegura que no hay conclusiones firmes sobre la posible asociación entre el sodio en el agua y la presión alta.
Por otra parte, es importante recordar que la fuente principal de sodio son los alimentos procesados. Por lo tanto, para reducir la presencia de este mineral en la dieta es preciso concentrarse en la sal agregada a las comidas y en productos de panadería, fiambres, chacinados, carnes frescas y quesos.

“Cualquier bebida hidrata por igual”

Absolutamente incorrecto: No todas las bebidas hidratan por igual. Tanto la cantidad como la calidad de los líquidos ingeridos
generan un impacto en el estado nutricional de nuestro organismo. Por ejemplo, en épocas de mucho calor el consumo de
bebidas alcohólicas, como cerveza, aumenta la deshidratación y la probabilidad de sufrir golpes de calor. Por eso, lo mejor para
hidratarse es el agua.

“No hay que esperar a tener sed para tomar agua”.

Es cierto: Beber agua sólo cuando se tiene sed es una práctica habitual pero poco saludable. La señal de sed o sensación de boca seca aparece cuando las pérdidas de líquidos corresponden a una disminución del 3% del peso corporal o más. Es decir, aparece recién cuando ya existe deshidratación, por lo que es un llamado de atención tardío del cuerpo.
Sin embargo, beber demasiado líquido conlleva a otros problemas: Si el cuerpo recibe más agua de la que los riñones pueden
excretar, puede producirse una brusca disminución del sodio en sangre. Por otra parte, los riñones pueden verse sobreexigidos
ante esta situación.

“Para no engordar, hay que fijarse más en las calorías de la comida que en las de la bebida”

Es mentira: Es equivocado pensar que las calorías de los líquidos pueden engordar menos que las que provienen de los alimentos sólidos. Por el contrario, la evidencia demuestra que sucede lo inverso, ya que las calorías ingeridas a través de las bebidas producirían menores señales de saciedad que las que se consumen con los alientos. En efecto, varios estudios científicos
demuestran que el riesgo de obesidad se incrementa acorde aumenta la ingesta de bebidas calóricas. Por eso, debemos recordar
la importancia de controlar tanto lo que comemos como lo que bebemos para poder mantener un peso saludable. 

 

“Tomar agua durante las comidas dificulta la digestión” 

Falso: Beber agua durante las comidas no dificulta los procesos digestivos, ya que su evacuación gástrica es rápida. Tampoco
posee ninguna interacción que dificulte la absorción de los nutrientes. Por el contrario, incluir agua durante las comidas es una
excelente estrategia para mejorar los hábitos de ingesta de líquidos y promover un estilo de vida más saludable.