La asociación más común que establecemos con la diabetes se centra en el azúcar. Esto se debe a que, en el caso de una persona con esta condición, se experimenta hiperglucemia, es decir, niveles elevados de azúcar en la sangre. No obstante, el meollo del problema no radica en el azúcar en sí, sino en la insulina, una hormona cuya función es transportar el azúcar de la sangre a las células para convertirla en energía. En los casos de diabetes, el cuerpo no puede producir o utilizar eficientemente la insulina, lo que puede dar lugar a complicaciones en diversos órganos del cuerpo.
Además, hay un componente genético que puede contribuir a la predisposición para desarrollar tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2.
Diabetes tipo 1: Se origina por la producción insuficiente o nula de insulina en el cuerpo, lo que implica la necesidad de inyecciones frecuentes de la hormona. Aunque su causa principal es genética, factores ambientales, como el estilo de vida, también pueden influir en su desarrollo.
Diabetes tipo 2: Este tipo de diabetes está estrechamente vinculado a nuestros hábitos alimenticios. Consumir alimentos ricos en azúcar con frecuencia puede sobrecargar el páncreas, que no puede gestionar eficazmente la cantidad de azúcar en el cuerpo. Factores como la edad avanzada, el sobrepeso, la hipertensión, la falta de actividad física y los malos hábitos alimenticios pueden propiciar la diabetes tipo 2.
Además, existe la diabetes gestacional, que se manifiesta por primera vez durante el embarazo y puede persistir con síntomas incluso después del parto. Su principal causa está relacionada con la producción de otras hormonas durante el embarazo, las cuales pueden interferir con la función de la insulina en el organismo. Algunos factores de riesgo incluyen la edad materna avanzada, la obesidad o aumento excesivo de peso durante el embarazo, antecedentes familiares de diabetes, síndrome de ovario poliquístico y el uso de ciertos medicamentos.
Influencia genética en la diabetes: Aunque hay factores externos asociados con la diabetes, la genética desempeña un papel crucial en nuestra propensión a desarrollarla. Mientras que la diabetes tipo 1 está fuertemente influenciada por nuestros genes, la tipo 2 también puede estar relacionada con nuestro ADN. Estudios han demostrado que tanto la combinación de varios genes como las mutaciones en un gen específico se asocian con la diabetes.
"En Genera, evaluamos la predisposición a la diabetes tipo 1 y 2 en la Escala de Riesgo Genético. A través de la combinación de varios genes, es posible determinar si una persona tiene un riesgo reducido, medio o aumentado de padecer la enfermedad. El gen HNF4A, de hecho, es una de las formas más comunes de diabetes monogénica", explica Ricardo Di Lazzaro Filho, socio fundador y director médico de Genera, el primer laboratorio de Latinoamérica especializado en genómica personal.
Conocer las predisposiciones genéticas es esencial para la prevención de enfermedades y la búsqueda de tratamientos más efectivos. Al comprender la posibilidad genética de padecer ciertas afecciones, incluida la diabetes, una persona puede tomar medidas preventivas, como modificar la dieta o el estilo de vida, y buscar orientación de especialistas mediante pruebas adicionales.