Con el tema "Bellas Durmientes: El Despertar de la Moda", inspirado en el relato de J.G. Ballard de 1962, la Met Gala presentó una exposición dividida en las temáticas de tierra, aire, agua y cielo. Siguiendo la temática, Eiza González optó por un diseño que rememoraba la delicadeza y la estética de las orquídeas, en particular, la orquídea vainilla, flor nacional de México.
El vestido, creado por la diseñadora Elizabeth Saltzman para la firma italiana Del Core, destacó por su sofisticación y la integración de elementos naturales en la alta costura. El diseño, elaborado en organza de seda con matices de rosa, marfil y crema, se inspiró en "orquídeas esculpidas cubiertas por capas de organza de seda", según describió Saltzman.
La interpretación del vestido buscaba representar la evolución y apertura de la flor como un delicado proceso en el tiempo, capturando la fragilidad y la belleza efímera de los pétalos de la orquídea. Los tonos rosados del vestido evocaban la suavidad y la elegancia de la flor, mientras que el diseño destacaba por su escote destacado y su estilizada silueta.
Eiza complementó su atuendo con joyería sutil, maquillaje natural y un peinado relajado, enfatizando la elegancia y el encanto del conjunto. Su aparición en la alfombra roja fue un momento clave de la gala, donde su vestido no solo impresionó por su belleza, sino también por su significado cultural y la técnica impecable detrás de su confección.
Con este deslumbrante vestido inspirado en la flora mexicana, Eiza González sigue poniendo a su país en lo más alto de Hollywood.