En Ohio, Estados Unidos, la pequeña Karmity Hoeb de cuatro años comenzó a experimentar problemas de salud relacionados con la diabetes, por lo que fue llevada al hospital donde finalmente perdió la vida a causa de una lesión cerebral. Según los informes de la autopsia, la niña había sido alimentada con una mezcla de gaseosa y fórmula para bebés, lo que contribuyó a su deterioro de salud y desencadenó su trágico desenlace.
El caso puso de manifiesto la negligencia de los padres, quienes no proporcionaron a su hija una alimentación adecuada ni la atención médica necesaria, a pesar de que la menor mostraba signos de deterioro en su salud días antes de su fallecimiento. Sorprendentemente, los fiscales no pudieron encontrar evidencia de que Karmity haya recibido atención dental o haya sido diagnosticada formalmente con diabetes, lo que agrava aún más la negligencia por parte de sus padres.
Ante esto, la justicia decidió condenar a entre 9 y 13 años de prisión por homicidio involuntario tanto a la madre de la menor, Tamara Banks, de 41 años, como al padre de la niña, Christopher Hoeb, de 53 años. Este caso fue descrito por el fiscal Clay Tharp como "uno de los más trágicos que he conocido".
Lamentablemente, esto no es todo: Este trágico suceso adquiere un giro aún más desgarrador al revelarse que el hijo mayor de la pareja había experimentado una situación similar en el pasado, al entrar en coma debido a una diabetes no diagnosticada. A pesar de esta experiencia previa, los padres no tomaron las medidas necesarias para proteger a su hija menor, lo que llevó a consecuencias devastadoras.
Tras la reciente declaración de culpabilidad por parte de Hoeb, se espera que enfrente su sentencia el próximo 11 de junio.