Hace 30 años sucedió una de las tragedias más grandes de la industria musical: el suicidio de Kurt Cobain, el enigmáticio líder de Nirvana. El suceso desató un importante debate sobre la trascendencia de la salud mental.
El cantante y compositor no sólo terminó con su valiosa vida, sino que privó al mundo entero de un increíble legado, cuyos remanentes siguen pasando de generacón en generación, convirtiendo temas como “Smells Like Teen Spirit” o “Come As You Are” en verdaderos cásicos.
En el marco de su aniversario luctuoso, Frances Bean Cobain, hija de Kurt, le dedicó un emotivo mensaje para recordarle al mundo la calidad humana del cantante:
“Hace 30 años la vida de mi padre terminó. La segunda y tercera foto captura de la última vez que estuvimos juntos mientras él todavía estaba vivo. Su madre Wendy a menudo presionaba mis manos contra sus mejillas y decía, con una tristeza aburrida, "tienes sus manos".
Asimismo, Frances admitió que le gustaría haber compartido más tiempo con su padre: “Ojalá hubiera podido conocer a mi padre. Ojalá hubiera conocido la cadencia de su voz, cómo le gustaba su café o la forma en que se sentía estar arropado después de un cuento antes de dormir. Siempre me he preguntado si habría atrapado renacuajos conmigo durante los mugrosos veranos de Washington, o si olía a Camel Lights y nesquik de fresa (sus favoritos, me han dicho)”.