O.J. Simpson, la estrella del fútbol americano de la NFL, falleció ayer tras luchar contra el cáncer de próstata. Su familia lo comunicó por su cuenta de oficial de X. Dos meses atrás habían dado a conocer que el ex jugador había sido diagnosticado con esta cruda enfermedad.
Simpson ganó fama y fortuna gracias al fútbol americano y al mundo del espectáculo, pero su legado cambió para siempre cuando fur acusado de asesinar a cuchilladas a su ex mujer, Nicole Brown Simpson, y el amigo de ésta, Ronald Goldman, en junio de 1994 en Los Ángeles. La cobertura televisiva en directo de su detención tras una famosa persecución a baja velocidad supuso la caída en desgracia del héroe deportivo.
El público quedó hipnotizado por su “juicio del siglo" en directo por televisión. Su caso suscitó debates sobre raza, género, maltrato doméstico, justicia de famosos y mala conducta policial. Un jurado de un tribunal penal lo declaró inocente de asesinato en 1995, pero otro jurado de un juicio civil lo declaró responsable de las muertes en 1997 y le ordenó pagar 33,5 millones de dólares a los familiares de Brown y Goldman.
Una década más tarde, todavía bajo la sombra de la sentencia por homicidio culposo de California, el ex jugador enfrentó a cinco hombres que apenas con dos vendedores de recuerdos deportivos en Las Vegas. Dos de los hombres que acompañaban a Simpson iban armados. Un jurado lo condenó por robo a mano armada y otros delitos graves.
Encarcelado a los 61 años, cumplió nueve años en una remota prisión del norte de Nevada, incluido un periodo como conserje de un gimnasio. No se mostró arrepentido cuando salió en libertad condicional en octubre de 2017, ya que aseguró que solo intentaba recuperar recuerdos deportivos y reliquias familiares que le habían robado tras su juicio penal en Los Ángeles.