Cuando uno sufre la pérdida de un padre o madre queda HUÉRFANO. Pero no existe palabra que defina la muerte de un hijo o hija. Es antinatural, pero sucede. Lo lamentable es cuando la vida de ese menor de edad es arrebatada violentamente, como sucedió con Camila.
El caso más reciente que estremeció a todo México tiene que ver con una niña a la que secuestraron y asesinaron. La situación se salió de control cuando los pobladores de Taxco, lugar donde sucedieron los hechos, hicieron justicia por su propia mano.
Sin embargo, eso no fue ningún consuelo para Magui Díaz, mamá de Camila, a quien sepultaron la tarde del viernes 30 de marzo. Un funeral por demás doloroso que nos dejó ver la impotencia de una madre.
Decenas de personas se dieron cita en el panteón donde ahora descansan los restos de Camila y con un interminable llanto, su mamá le dio el último adiós:
"Te voy a soltar mamita, ya no vas a ser mía como siempre, quiero que estés tranquila y que me ayudes a mí a encontrar la tranquilidad. ¡Por favor, ayúdame a que no me vuelva loca, ayúdame a ser fuerte, mami y nunca me dejes!".
Esas son las palabras de una madre desconsolada a la que privaron de gozar de la vida de su hija.
"Cuida a todas las personas que estuvieron para ti, Cami. No te imaginas cuántas, Cami, cuánta gente estuvo para ti, nunca me imaginé. De verdad cuídalos a todos, mi amor. Te amo, mamita, te amo", añadió.