Ahora quela aterradora historia de ‘La Monja’ está de regreso con su secuela, ya disponible en cines, ha resurgido que este espeluznante personaje está basada en hechos reales, o al menos se inspira en diferentes acontecimientos que atormentaron a Lorraine Warren mientras investigada el Caso Enfield.
Se sabe que la historia fue real ya que la propia Lorraine Warren llegó a asegurar que, durante sus investigaciones en el caso Enfield, no dejó de atormentarla una presencia encapuchada, con apariencia de una monja, pero no exactamente definida.
James Wan quizo aprovechar estos sucesos en la secuela de The Conjuring. Aunque dicha presencia no era como tal una monja del terror, sino más bien una especie de torbellino. Pero, tras mucho meditarlo, el director pensó que esta sería la representación que más se adecuaba a su estilo.
El monasterio que hemos visto desde el primer film también es real y se sitúa en la región de Tara Fagarasului, Rumanía. No obstante, la historia de la monja que vimos en el film de 2018 se acerca más a la ficción que a la realidad. Los personajes principales no existieron pese a inspirarse en varios sacerdotes y exorcistas como, por ejemplo, Gabriele Amorth.
El aterrador demonio que inspiró la historia
Lo interesante es que si indagamos en lo sobrenatural, el demonio Valak (representado en el film como la monja) es uno de los más poderosos según los grimonios. Las leyendas afirman que este es capaz de adoptar diferentes formas y que se trata de una figura realmente maligna. También se le conoce por otros nombres, como Valac, Valax o Volac.
En demonología, Volac o Valac es un Gran Presidente del Infierno, teniendo treinta (treinta y ocho para otros autores) legiones de demonios bajo su mando.
Revela dónde pueden ser vistas las serpientes y las obliga a comportarse mansamente ante el mago. Se dice que aparece como un pequeño chico pobre con alas de ángel cabalgando un dragón de dos cabezas.