La vida de un menor se apagó en días recientes, en Estados Unidos, luego de que participara en un reto viral de TikTok. La noticia se volvió rápidamente viral y está ocasionando temor entre los padres de familia de adolescentes, quiénes parecen no dimensionar el riesgo al realizar actividades incentivadas por otros jóvenes en las redes.
El ‘challenge’ que acabó con la vida del menor de 14 años fue el One Chip Challenge. El reto consiste en comer un nacho espolvoreado con una mezcla de dos de los pimientos más picantes del mundo; a pesar de que su ingesta se recomienda exclusivamente a adultos, el adolescente Harris Wolobah quiso participar en el reto.
El joven de 14 años llevó a cabo el One Chip Challenge el pasado 1 de septiembre en la escuela, tras ser invitado a participar por un amigo. Desafortunadamente, el reto acabaría horas más tarde con su vida.
Tras comer la picante patata, Wolobah le comunicó a sus profesores que no se encontraba bien, regresando así a casa. Aunque su estado de salud mejoró en un primer momento, el joven acabó perdiendo el conocimiento por la tarde.
Aunque el joven fue trasladado al área de Urgencias, el joven terminó por perder la vida a los pocos minutos de haber ingresado al hospital. Aunque la autopsia no ha sido revelada, se cree que el reto estuvo directamente relacionado.
¿Me puedo morir por comer mucho picante?
Lo que hace que condimentos picantes lo sean, es su contenido alto en capsaicina. Un compuesto químico producido por las plantas para defenderse de los herbívoros. Cuando se ingiere, se une a los receptores del dolor en la boca, enviando al cerebro señales que generan una sensación similar a la que tenemos cuando nos quemamos.
El problema es que la capsaicina también provoca una respuesta inflamatoria a muchos niveles. Por un lado, en las mucosas del sistema digestivo, esa inflamación puede provocar dolor, náuseas o diarrea, pero con el tiempo, si se consume regularmente picante, puede llegar incluso a provocar úlceras.
Por otro lado, dado que la sensación en el cerebro es la misma que al quemarnos o sentir mucho calor, el organismo reacciona de la misma forma. El ritmo cardíaco aumenta y los vasos sanguíneos se dilatan, para favorecer que el calor se disipe a través de la piel. Todo esto, a dosis bajas, no es peligroso. Pero, si estas son muy altas y bruscas, los síntomas serán parecidos a los de un golpe de calor.