El legado de Elvis Presley es imborrable y es que a 46 años de su muerte, el llamado “Rey del rock and roll” tiene un impacto incuantificable en la cultura popular del mundo. Sin embargo, su vida no siempre estuvo llena de brillo, de hecho su final no fue digno de una estrella como lo fue.
Fue el 16 de agosto de 1977 cuando el intérprete de “Trouble” dejó de existir en este plano terrenal para quedar inmortalizado a través de su obra. La causa del deceso fue una arritmia cardiaca provocada por sus hábitos poco saludables.
Elvis fue la primera gran estrella de la música internacional, pero a pesar de consagrarse como un extraordinario artista, su vida fuera del escenario no gozaba de la misma suerte, ya que las presiones laborales y su alimentación mal cuidada lo llevaron al colapso.
El nacido en Tupelo, Misisipi, terminó con sus días de una manera poco digna: sentado en el baño con su cabeza sobre el suelo en un charco de vómito. Vaya manera de morir para un rey.
El cadáver de “EP” fue hallado por su última novia Ginger Alden, quien apenas tenía 20 años de edad. De tal manera que la carrera que el cantante estadounidense construyó durante varios años de carrera, no tuvo un final feliz, o por lo menos no el que se espera para una figura de la talla de Elvis Presley.
A pesar de la desgracia, la vida y obra de Elvis no se opacó, es más, lo enalteció al grado de ser considerado uno de los artistas más importantes de la historia. Su legado sigue vivo y nuevas generaciones se han acercado a su música, encontrando una nueva figura para idolatrar.