Contrario a lo que tu corazón roto te ha hecho creer, el amor eterno existe y puede que solo tenga un secreto: sentir verdadera empatía por el otro, esto de acuerdco con la terapeuta Charlotte Pasquier:
“Para que una pareja vaya bien se necesitan dos personas que caminen en la misma dirección, pero no es necesario que opinen igual en todo ni que quieran las mismas cosas, sólo que sean conscientes de los deseos de la otra parte”.
Pero vayamos a los datos científicos, y es que un grupo de neuroquímicos de la Universidad de Stony Brook, Nueva York, lograron encontrar evidencias de que el amor eterno es posible.
Los científicos midieron las reacciones cerebrales de un grupo de voluntarios que acababan de iniciar relaciones amorosas. Descubrieron que cuando se ve la foto de la persona de la que estamos enamorados, reacciona el área ventral tegmental del mesencéfalo.
Esta zona del cerebro se dedica a procesar la dopamina, un neurotransmisor que es responsable de motivar deseos. Si se les enseñaba la foto de otra persona, aunque fuera parecida al ser amado o de un antiguo amigo con el que no hubiera relación amorosa, el cerebro se mantenía sin cambios.
Luego se analizó a personas casadas (10 mujeres y 7 hombres) durante muchos años (20 aproximadamente) y que afirmaban conservar sentimientos románticos por sus parejas. Las reacciones de su cerebro fueron medidas de la misma manera y marcadas sobre una escala de siete puntos para analizar la intensidad del amor que los voluntarios sentían por sus parejas, la intensidad mínima registrada en este grupo de voluntarios fue de cinco puntos.
Las reacciones de este grupo de personas se registraron en la misma zona del cerebro que en el otro grupo de “recién enamorados”: el área ventral tegmental y el cuerpo estriado.