Sin duda la muerte de Tina Turner ha marcado a todo el universo de la música y el espectáculo, y es que sin duda fue una digna representante del rock and roll, sin embargo su vida no fue nada fácil.
Y es que entre violencia intrafamiliar, complicaciones monetarias y que nadie valorara su talento, luego de que llegara el éxito las enfermedades impactaron su vida y no fue fácil lidiar con ellas.
"No fue una buena vida. Lo bueno no equilibraba lo malo. Tuve una vida abusiva, no hay otra manera de contar la historia. Es una realidad. Es una verdad. Eso es lo que tienes, así que tienes que aceptarlo", dijo para su documental TINA en el 2021.
Desde 1978, a la intérprete de The Best le indicaron que sufría de hipertensión, sin embargo, nunca se trató como debería, lo que la llevó a presentar problemas renales muy graves.
En 1985 le habían dado un tratamiento para recuperarse, pero para ella esto sólo la enfermaba más y optó por remedios homeopáticos.
"Rara vez en mi vida me había equivocado tanto. No sabía que la hipertensión no controlada empeoraría mi enfermedad renal y que mataría mis riñones al renunciar a controlar mi presión arterial", indicaba en sus memorias Tina Turner: My Love Story.
Y es que esto le trajo como consecuencia insuficiencia renal, sus riñones en 2016 funcionaban a menos del 30%, lo que la orilló a necesitar un trasplante.
Pero antes de esto la vida le tenía otra sorpresa, un derrame cerebral en octubre del 2013, lo que la dejó en una cama de hospital por 10 días, y obviamente aprender nuevamente a hacer muchas cosas como el caminar.
"Me desperté de repente y con pánico. Un rayo golpeó mi cabeza y mi pierna derecha, al menos así lo sentí, y tuve una extraña sensación en la boca que me dificultó llamar a Erwin para pedir ayuda. Sospeché que no era bueno, pero era peor de lo que jamás imaginé. Estaba teniendo un derrame cerebral", destacaba.
Las tragedias no terminarían aquí para Turner, pues en 2016 fue diagnosticada con cáncer intestinal, uno de los más extraños.
Esto provocó que tuviera una cirugía para extirpar la parte infectada en su intestino, pero lo peor es que retrasó su trasplante de riñón.
Este llegó un año después, en 2017, aunque la recuperación no fue nada fácil: "Sé que mi aventura médica está lejos de terminar. Siempre hay otra prueba, otra cita con el médico o una biopsia que superar".
Cabe señalar que hasta el momento no se ha aclarado cuál fue la causa de muerte de Tina Turner, lo que sí se dijo es que luchó por años con una terrible enfermedad que hace pensar que tuvo qué ver con su trasplante. Lamentable.