El centro de la Ciudad de México está lleno de recintos llenos de misticismo y sin lugar a dudas podemos decir que el Teatro Fru Fru es uno de ellos, pues el lugar que perteneció a Irma Serrano, ‘La Tigresa’, tiene una peculiar historia que ha dado pie a una gran cantidad de historias, incluso paranormales.
Lo primero que tenemos que mencionar es que fue inaugurado en 1989 por el entonces presidente Porfirio Díaz bajo el nombre de Teatro Renacimiento, posteriormente lo compró el empresario Francisco Cadrona y lo rebautizó con el nombre de su esposa, Virginia Fábregas.
En ese entonces el lugar acaparó la atención debido a que fue el primer teatro de la capital mexicana que tenía alumbrado eléctrico, por lo que todos lo consideraban como el más “tecnológico” del país y se cuenta que se hacían largas filas para poder entrar al recinto.
No se sabe exactamente la razón por la que cerró inesperadamente, pero en 1973 Irma Serrano lo compró, remodeló y lo llamó Teatro Fru Fru y solía presentar las obras más polémicas de la época, ya que tocaba temas tabú, además del concepto conocido como Teatro de Medianoche creado para público estrictamente adulto.
¿Por qué dicen que el Teatro Fru Fru está embrujado?
La edificación es antigua y la decoración conserva esencia de sus inicios, pero el hecho de que en su interior hay estatuas con formas humanas, pero con cuernos y patas de cabra ha hecho que muchos crean que el lugar se encuentra embrujado, incluso existe la historia de que los integrantes de las obras debían de dejar dulces en la charola que tiene entre sus manos la figura como ofrenda para evitar el fracaso.
Por otra parte, la fama que le dejaron los espectáculos de medianoche al teatro ubicado en la calle Donceles 24 contribuyó aún más a las historias, ya que muchos testigos aseguran haber visto actividad paranormal en medio del ambiente lúgubre.
Algunos otros insisten en que en el Teatro Fru Fru habita el fantasma conocido como “El catrín”, pues se presenta como un hombre vestido de manera formal y con bombín.