La talentosa cantante Dulce se sinceró al hablar por primera vez sobre su vida personal, en donde salió a relucir su intenso romance con el fallecido actor Gonzalo Vega, a quien conoció cuando tenía 17 años.
Las fuertes confesiones tomaron por sorpresa a internautas luego de que la artista, quien ha asegurado en varias ocasiones que el histrión fue el primer gran amor de su vida, esta vez reveló que no todo fue “color de rosa”.
Fue en entrevista con Yordi Rosado, que la intérprete de ‘Tu muñeca’ y ‘Déjame volver contigo’ habló sobre su camino a la fama, y revivió su mediático amorío en los años 70 con el galán de telenovelas, dada la gran diferencia de edades: ella tenía 17 años de edad y el papá de Zuria y Marimar Vega, 29, lo que fue muy criticado.
Tras relatar que al cumplir 18 años ella se fue a vivir con el famoso actor que para entonces ya acaparaba los reflectores, confesó que no tuvieron intimidad por varios meses ya que “era una joven de pueblo”, y dormían en habitaciones separadas.
Por consejo de sus amigas, la originaria de Matamoros se habría animado a dar el primer paso con el actor de ‘Nosotros los Nobles’, según refirió.
"Yo les decía, no quiero, me da asco, me da terror, me da miedo y mis amigas me decían, eres una pende..., ve el hombre que tienes, esa belleza de hombre y no estás aprovechando, pero yo así de qué tengo que sentir, qué es eso y ellas me decían relájate y déjate llevar, entonces dije ok, ta’ bueno, y ofrecí mi sacrificio, ni modo, no lo quería perder", detalló la famosa durante la charla.
La integrante del show ‘Grandiosas’ confesó que las primeras veces de intimidad con el actor resultaron incómodas debido a los “traumas” de ella, ya que no podía gozar plenamente de su sexualidad, al grado que tuvo que "fingir que le gustaba", pero realmente “no sentía nada”.
“Me daba vergüenza verme el cuerpo (…) durante meses fingí que me gustaba, pero no me gustaba, no entendía por qué le gustaba”, expresó la reconocida cantante de 67 años.
Finalmente ambas estrellas del espectáculo decidieron separarse por sus apretadas agendas de trabajo.