Es uno de los lugares más extraños del planeta, se trata de un cráter de 69 metros de diámetro y 30 metros de profundidad, con una temperatura en su interior de 400 grados.
Conocido como el Pozo de Darvaza o “La puerta del infierno”, se encuentra en el desierto de Karakum, en Turkmenistán, que era parte de la Unión Soviética. Es un país situado en Asia Central que limita al noroeste con Kazajistán, al norte con Uzbekistán, y al sur-sureste con Irán y Afganistán; es considerado como un Estado sin salida al mar.
Aunque no hay nada confirmado sobre su verdadero origen, entre las rarezas de este imponente lugar, es que a pesar de ser un cráter, su origen en realidad no fue un fenómeno natural, pues según versiones habría surgido tras un voraz accidente allá en 1971.
El hallazgo se registró durante una serie de maniobras a cargo de geólogos soviéticos que buscaban petróleo y llegaron a perforar la zona, lo que generó que colapsara y quedara ante los ojos de todos como una enorme cueva ardiendo, como las puertas del mismísimo infierno.
Escupe 'fuego eterno”
Lo cierto es que el estremecedor pozo de fuego que escupe metano se ha convertido en una de las atracciones turísticas más asombrosas y populares en ese continente.
A pesar de que es considerado una maravilla de la naturaleza y han pensado en extinguir el fuego ante algún daño o riesgo, el insólito fenómeno ha atraído cada año a miles de expedicionistas que emprenden el viaje hacia el país asiático.
Lo misterioso es que después de 50 años el cráter sigue ardiendo y se ha convertido en uno de los espectáculos más buscados por viajeros: estas fauces en llamas en medio de la tierra pueden parecer un portal al 'inframundo'.
Se disfruta de noche, aunque según testimonios, no es posible estar mucho tiempo alrededores debido a la alta temperatura, incluso animales cercanos han muerto.
¿Te atreverías a acercarte a “la boca del infierno”?