Una de las grandes estrellas de Hollywood como Brooke Shields no estuvo exenta de sufrir varios tropiezos durante su camino para ser hoy una reconocida actriz, pero además de las dificultades, salió a luz una agresión sexual de la que fue víctima muy joven.
La intérprete confesó haber sufrido una violación en su nuevo documental Pretty Baby, el cual aborda las historias de abuso hacia jóvenes que buscan una oportunidad en Hollywood. El largometraje se estrenó en el reciente Festival de Cine de Sundance y estará disponible en la plataforma streaming Hulu.
En su testimonio, Shields de 57 años recordó que en sus 20's quería encontrar un empleo luego de su éxito a temprana edad gracias a cintas como Blue Lagoon y Endless Love. En una ocasión acudió a una cena con un hombre como una entrevista de trabajo en un hotel.
Al terminar la charla, el agresor, cuya identidad no reveló en el documental, le sugirió que subiera a su habitación para que ella llamara a un taxi y pudiera recogerla, una vez que subieron al cuarto comenzó la pesadilla.
“Subo a la habitación del hotel y él desaparece durante un rato”, contó Shields y recordó que mientras el hombre no estaba ella tomó unos binoculares para observar un partido de voleibol desde la ventana.
“La puerta se abre y sale desnudo. Yo estaba con los binoculares, cuando los bajo, ya lo tenía encima”, relató. Brooke Shileds reconoció que no intentó huir por miedo a una agresión física mayor que le costara la vida.
“Tenía miedo de que me asfixiara o algo así”, dice. “Así que no luché tanto. No lo hice. Me quedé totalmente paralizada. Pensé que con un ‘No’ habría bastado, y me repetía: ‘Tengo que salir de aquí viva’, y me callé. Dios sabe que sabía cómo disociarme de mi cuerpo. Había practicado eso.... Bajé en el ascensor y tomé mi propio taxi. Lloré todo el camino hasta el apartamento de mi amiga”.
La estadounidense relata que le tomó muchos años reconocer que ese episodio había sido una violación, ademas se culpó durante ese lapso por el abuso que había sufrido.
“Resulta patético. Creía que de alguna manera emitía un mensaje y así era como se recibía el mensaje. Bebí vino en la cena. Subí a la habitación. Era tan confiada…”.
“Quería borrarlo todo de mi mente y de mi cuerpo y seguir por el camino que llevaba. El sistema no había venido a ayudarme ni una sola vez. Así que tuve que hacerme más fuerte por mí misma”, señaló.