Una de las caras que comenzaba a despuntar en melodramas mexicanos de Televisa era Esmeralda Pimentel quien protagonizó producciones como “El Color de la pasión”, “La Vecina” y “Enamorándome de Ramón”, una tras otra de manera ininterrumpida, sin embargo parece que la gran proyección que estaba experimentando la actriz no la dejaba satisfecha.
Pimentel decidió buscar nuevos horizontes para su vocación actoral lo que trajo como consecuencia alejarse de las telenovelas pues según señala, no eran historias que quería seguir contando.
La guapa tapatía, quien ya tiene una casa productora y ha destacado en series extranjeras como The Good Doctor, ahondó en el tema durante una emisión del podcast del actor Juan Colucho.
"De ahí (hablando de su primer telenovela) me empezaron a hablar a otra y otra y otra y otra y siento que empecé a entrar en este camino en el que ya ni siquiera decides, ya es como de 'oye te quiero en esto, te quiero en otro' y empiezas a entrar como en una corriente, en la que yo dejé de cuestionarme las cosas o el para qué o el porqué", dijo.
La actriz resaltó que a pesar de que económicamente era estable y hacía lo que le gustaba mientras trabajaba en Televisa, no encontraba la satisfacción personal y esa plenitud que los seres humanos buscan.
"La gente me reconocía y empecé a cuestionarme 'esto no se siente bien'. La gente reconoce mi trabajo, ya me puedo mantener por mí misma, tengo la capacidad económica de ayudar a mi familia, estoy haciendo lo que amo y ¿por qué no estoy feliz?, ¿por qué no me siento dichosa?”, explicó.
”Había una parte de mí, como artista, que dejé atrás por entrar como en este sistema de producir, producir, producir; en el que me olvidé de mi voz y de mi intuición y estaba haciendo cosas que no me convencían y que no me llenaban pero que me traían ciertos beneficios", agregó.
La protagonista de “La bella y las bestias”, tuvo el valor de decidir su camino, y una vez que se alejó de los melodramas encontró un mejor camino para ella que la hizo sentir libre pues su felicidad iba más allá de la fama y un contrato de exclusividad.
"Yo estaba muy clara que no quería seguir contando esas historias, sentía que me estaba llenando de vicios. Obviamente hacer telenovelas es dejar tu vida entera ahí, ya no tenía tiempo de leer, de ir al teatro, de ver cine… todo era trabajar, trabajar, trabajar y cuando lo dejé fui muy feliz", finalizó.