El cantante británico Robbie Williams explicó recientemente que aunque siempre ha sabido que es un tanto vanidoso, al punto que en 2013 se injertó pelo, que no necesitaba del todo realmente, ahora la cosa va más allá de la apariencia.
Hace poco el cantante se rapó la cabeza con ayuda de su esposa y confesó que lo hizo en gran parte porque la calvicie ha empezado a ganarle la batalla.
"Estoy perdiendo el pelo. Cada vez que me da la luz desde arriba, parece el trasero de un bebé. Fui a hacerme un nuevo trasplante, pero me dijeron: 'Malas noticias, tu cabello es tan fino que no podemos sacar los injertos de ahí. No serviría de nada'", dijo en declaraciones al periódico The Sun.
Williams detalló que también desembolsó "una pequeña fortuna" por dos inyecciones que en teoría iban a ayudarle a recuperar volumen y densidad capilar.
"Costaron lo mismo que la casa de mi abuela. Me pincharon unas ampollas y me dijeron que en cinco meses el pelo empezaría a crecerme mucho más espeso. No ha hecho efecto. Ya llevamos siete meses y no ha pasado nada. No se nota", dijo.
El artista de 47 años trata de sobrellevar la situación con dignidad, pero le resulta muy duro conseguirlo.
"Estoy en el escenario, con una pantalla de 12 metros a mis espaldas, dedicándome a lo mío, bailando y tratando de resultar sexy, y de pronto me giro y veo detrás de mí a un señor con papada y sin pelo”, añadió.