Para comenzar el día lleno de energías, poder cumplir con las obligaciones y llegar al final sin sentir el paso de las horas sobre el cuerpo, es necesario comenzar con un buen y rico desayuno. Es por ello, que te contamos cómo y qué deberías comer si quiere mejorar tu rendimiento.
Es frecuente que los mexicanos tengamos el ritual de empezar el día con pan dulce y café. Desde las orejas crujientes hasta los roles de canela, estos deliciosos bocados son el acompañamiento perfecto para una taza humeante de café recién hecho. Sin embargo, los especialistas confirman que no es lo adecuado luego de pasar 12 horas sin nada en el estómago.
Los azúcares y almidones en el pan dulce se descomponen rápidamente, lo que puede provocar picos de azúcar en la sangre. Este fenómeno, además de la falta de energía y los dolores de cabeza, puede llevar a sentir hambre nuevamente en poco tiempo, desencadenando picoteos constantes durante el día.
Los nutricionistas sugieren opciones más saludables, como optar por pan de masa madre rico en probióticos o panes con semillas y nueces que ayudan a estabilizar los niveles de azúcar en sangre. El pan de centeno negro, con su alto contenido de fibra, también es una excelente elección para una digestión más saludable.
La clave está en leer detenidamente las etiquetas de los productos en el supermercado, buscando ingredientes naturales y evitando aquellos con listas extensas. Esto nos puede indicar que estamos delante de un alimento ultraprocesados y altos en azúcares añadidos.
Para un desayuno equilibrado, los expertos recomiendan combinar el pan con porciones de verduras y proteínas, como yogur, huevo o pechuga de pavo.
Y si no puedes resistir el encanto del pan dulce, disfrútalo al final de la comida como postre en lugar de consumirlo como plato principal. Este cambio sutil puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes durante el día, proporcionando saciedad, energía y claridad mental sin la necesidad de picar constantemente entre comidas.