Las investigaciones indican que la capacidad de potenciar el funcionamiento de la memoria puede estar relacionada con la alimentación. De tal manera que seguir un plan que proporcione una selección más saludable deriva en un impacto positivo a la salud.
Lo mejor para tener una buena memoria es abstenerse de grasas poco saludables y recuerdea que debes diversificar sus alimentos de origen vegetal. La nutricionista y dietista de Mayo Clinic, Lizzie Bertrand del Sistema de Salud de Mayo Clinic en St. James, Minnesota, ofrece algunas ideas:
Frutas
Las bayas tienen un alto contenido en antioxidantes que pueden proteger el cerebro del daño oxidativo y prevenir el envejecimiento prematuro y la demencia que afecta a la memoria. Los arándanos azules son una fuente rica en antocianina y otros flavonoides que pueden mejorar la función cerebral.
Las uvas tienen un alto contenido de resveratrol, un compuesto que estimula la memoria. Las uvas Concord son ricas en polifenoles, que pueden favorecer la función cerebral.
La sandía tiene una alta concentración de licopeno, otro poderoso antioxidante. Esta fruta también es una buena fuente de agua pura, beneficiosa para la salud cerebral. Incluso un caso leve de deshidratación puede reducir la energía mental y perjudicar la memoria.
Los aguacates son una fruta rica en grasas monoinsaturadas, que favorecen el funcionamiento de la memoria porque contribuyen a mejorar los niveles de colesterol en sangre cuando se consumen con moderación en lugar de grasas saturadas.
Verduras
Las remolachas son ricas en nitratos, un compuesto natural que puede dilatar los vasos sanguíneos, lo que permite que llegue más sangre oxigenada al cerebro.
Las hortalizas de hoja verde oscura son conocidas por sus antioxidantes, como la vitamina C, y se ha demostrado que reducen la pérdida de la memoria relacionada con la edad. Las hortalizas de hoja verde también son ricas en folato, que puede mejorar la memoria, ya que reduce la inflamación y mejora la circulación sanguínea en el cerebro.
Grasas más saludables
El aceite de oliva aporta grasas monoinsaturadas, que pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol de lipoproteína de baja densidad cuando se utilizan en lugar de grasa trans o saturada. El aceite de oliva extra virgen es el menos procesado y con los niveles más altos de compuestos antioxidantes protectores.
Los frutos secos, como las nueces, son una fuente de ácidos grasos omega-3, que reducen los triglicéridos, mejoran la salud vascular, ayudan a regular la presión arterial y disminuyen la coagulación de la sangre.